martes, 15 de julio de 2014

Benita, nuestra guía espiritual.



Hace muchos años (más de 40) mi madre tenía una amiga que se llamaba Benita.

Benita medía aproximadamente 1,45 y estaba proporcionada. Me refiero a que no estaba gorda, ni delgada, ni era paticorta ni carecía de cuello. Era, simplemente, como si estuviera lejos.

El que estaba lejos también era su marido. Lejísimos, en el otro barrio. Había sido militar y se había muerto de la manera más tonta: iba en la parte de atrás de un camión y se desnucó en un bache. "Tonto hasta para morirse, decía ella, si al menos hubieran estado de misión o en guerra o algo, le habrían dado una medalla póstuma y cobraría más pensión"

Benita tenía una hija, Bárbara (de nombre y de carácter, por lo que contaba, que yo no la conocí) con el mismo gusto castrense que su difunto padre. Tanto es así que se casó con un militar americano. "Negrísimo, pero muy buena persona", según Benita.

Benita era catalana. Al menos eso decía ella, con un acento de Córdoba que te podías morir. Por lo visto había vivido allí casi toda la vida, pero hay orígenes que marcan el carácter.

La hija de Benita se fue a vivir a los USA con su negro y sus negritos, y Benita pasaba allí largas temporadas. A Benita le gustaba mucho la ropa y en Estados Unidos era más barata, de calidad excelente y con mucha variedad. Y, en muchos casos, con tres largos por talla.

(Explicación pedante para que se note que estoy viajada:

* largo PETITE  ----  para mujeres de menos de 1,60
* largo REGULAR-- para mujeres standard, lo cual en Estados Unidos es un concepto difuso
* largo TALL ----- para bigardas que pasan del 1,80, que haberlas, haylas)

Benita no sabía coser. Hombre, supongo que pegar un botón y alguna cosica así, si, pero cada vez que había que coger un bajo de un pantalón, acudía a mi casa a que mi madre se lo hiciese. Mi madre no era modista, pero se apañaba bastante bien, tenía máquina de coser y hacía un café estupendo, en el que yo mojaba compulsivamente los bollos untados con la peanut butter que me traía Benita. También era una gran conversadora y le tenía un cariño especial a Benita.

Benita hubiera tenido de sobra con el largo PETITE. Sin embargo, ella siempre compraba TALL. Mi madre se lo decía "Benita, que ya no vas a crecer, cómprate PETITE, que tienes de sobra, que fíjate tú todo lo que hay que cortar"

Aún parece que la estoy oyendo: "Ah, no, Angelita, guapa; a mí, por el mismo dinero, que me den más tela"

:-)




2 comentarios: